domingo, 6 de noviembre de 2011

¿Por qué no siempre hacemos lo que queremos?

Esta pregunta parece liosa, pero no es así, es bien clara y fácil de entender puesto que más de uno la ha pensado alguna vez en su cabeza, puede que no con estas palabras, pero con este mismo significado.
¿Por qué no hacemos siempre lo que queremos? Esta pregunta me da que pensar, porque si no siempre hacemos lo que queremos, significa que nos sentimos atrapados en una sociedad, que no se expresa con sus propios sentimientos y se siente coaccionada por los demás miembros de esa sociedad.

Otra manera de responder al problema, es pensando en las múltiples variedades del miedo, miedo al rechazo, miedo al despido, miedo al no caer bien a la gente, ... Este miedo del que hablo puede ser un gran factor que influye en nuestras acciones y respuestas. Algunas de estas respuestas provocadas por el miedo, pueden ser beneficiosas, pero otras pueden perjudicarte gravemente, pues esa respuesta, no es la que darías si estuvieras en otros ambientes. Con otros ambientes me refiero a sitios en los que tienes mayor confianza y conoces más las personas que allí se encuentran.

También, otra respuesta a esta pregunta, puede ser el "compromiso", el compromiso familiar, social, laboral,... Todos estos compromisos son valorados cuando nos encontramos frente a un dilema. Valoramos las diferentes respuestas, y elegimos la que más nos conviene o no. Cuando elegimos una respuesta que no nos conviene en su totalidad, generalmente decimos que es un compromiso, puesto que quieres quedar bien con las personas que te rodean o quieres transmitir una buena sensación de tu persona.

Para entender mejor estas palabras, pongo este breve ejemplo:
El día de antes te enteras de que es el cumpleaños de tu tío/a (cualquier familiar o amigo), tú tienes planes para ese día, y no tienes demasiadas ganas de ir al cumpleaños del familiar. ¿Qué haces? Lo primero que realizas en tu cabeza es valorar las dos opciones, ir o no ir al cumpleaños. Después piensas en el factor compromiso. Decides acudir al cumpleaños, porque no quieres defraudar al familiar que le tienes tanto aprecio y que te ha invitado amablemente.
Esta es una solución, muy factible y acertada para mi gusto, ¿qué pensáis vosotros sobre esto? ¿Cómo responderíais a la invitación?

2 comentarios:

  1. Hola Jaime me gusta mucho tu entrada, me parece muy acertada. Con respeto a la pregunta que lanzas yo lo que haría es lo que me dicta mi corazón y si eso pasa por no ir al cumpleaños no pasa nada, si de verdad son tus amigos o familiares te entenderán. Pero te doy la razón en que a veces hay casos en los actúas por el factor compromiso. Un saludo.

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  2. Hola Raúl. Gracias por comentarme, comprendo perfectamente que en algunas ocasiones, no hubieras querido ir al cumpleaños del ejemplo y no lo hubieras hecho, pero lo importante es enfrentarse a los dilemas valorando muy bien las demás respuestas y eligiendo la más adecuada.
    Un saludo.

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