domingo, 12 de febrero de 2012

¿Somos consecuentes con nuestros actos?

A lo largo de esta semana me he preguntado, ¿por que cada ser humano realiza unos hechos que lo diferencian por completo de las demás personas del mundo? Partiendo de esta pregunta, me he planteado esta otra pregunta:
¿Somos consecuentes con nuestros actos?

Para comenzar a responder a esta pregunta, creo necesaria la definición de "acto", para así poder dar una mejor opinión al respecto. Los actos humanos son aquellos que proceden de la voluntad deliberada del hombre; es decir, los que realiza con conocimiento y libre voluntad. En ellos interviene primero el entendimiento, porque no se puede querer o desear lo que no se conoce: con el entendimiento el hombre advierte el objeto y delibera si puede y debe tender a él, o no. Una vez conocido el objeto, la voluntad se inclina hacia el‚ porque lo desea, o se aparta de él, rechazándolo.

En respuesta a la pregunta principal, pienso que en muchas ocasiones no somos consecuentes  con los perjuicios de nuestros actos, porque en muchas ocasiones solemos arrepentirnos de estos hechos, que han provocado algo, que desearíamos que no hubiera ocurrido. También pienso que la finalidad del acto humano no justifica los medios, porque si esto fuera así, seríamos personas muy egoístas siempre pendientes de nuestros intereses y nunca ayudaríamos a quienes lo necesitaran. También esto puede interpretarse del modo en que no importa a quien o quienes perjudiques con el fin de conseguir lo que tu deseas tener, hacer, ver, ...

Pero volviendo al tema principal, reafirmo del mismo modo, que en muchas ocasiones de nuestra vida no somos consecuentes con los daños físicos o psíquicos que provocamos a los que nos rodean, decidiendo hacer unos determinados actos u otros. Todos nuestros actos tienen unas consecuencias, casi siempre esas son buenas sobre los demás, pero en otras ocasiones no son lo suficientemente agradables  como los son para nosotros en el instante en que realizamos el acto. Por tanto, para errar lo menos posible  a la hora de realizar estos determinados actos, propongo siempre pensar en los efectos o resultados de nuestros actos, para así no tener que arrepentirnos gravemente de ellos a lo largo de nuestros días.


Para finalizar expongo dos ejemplo que aluden a lo anteriormente redactado:
EJEMPLO 1: Hoy en día, el gobierno, realiza múltiples campañas sobre el alcohol y la conducción. Muchas veces los adultos realizan imprudencias, porque juntan los conceptos anteriormente nombrados. Actualmente ocurren muchos accidentes y desgraciadamente muchas personas pierden la vida  al conducir después de haber ingerido una alta cantidad de alcohol. Y yo me pregunto somos consecuentes de nuestros actos, ...
EJEMPLO 2: El consumo irresponsable en España cada vez es mayor, aunque debería de ser menor por la gran crisis que sufre nuestro país, pero se ve que los españoles seguimos sin darnos cuenta del gasto irresponsable que hacemos de los recursos que nos aporta el planeta.
Si no tenemos un consumo responsable de las cosas, producimos más contaminación al medio ambiente, y eso afecta a la capa de ozono y al calentamiento global. El medioambiente y los ecosistemas de España son un bien común en el que todos deberíamos de colaborar y mantenerlos a salvo, sin embargo, lo destruimos cada día más. Según la organización de “Greenpeace” en España se vierten al mar 1.219.709 toneladas de residuos al año, que destruyen poco a poco el medio que nos rodea. Cada vez son más las especies en peligro de extinción. A las plantas también les afecta la tala incontrolada de árboles, como está ocurriendo con La Amazonia que poco a poco va desapareciendo debido a que está en manos de gobernantes que explotan sus recursos. Las fábricas también contribuyen al calentamiento global, ya que sus productos expulsan grandes gases. “Si no protegemos lo que tenemos, que es lo que nos quedará en el mañana”.

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